Así es que dicen cuando uno va a votar o ,como en mi caso, además ser vocal de mesa (la "I" , me decía la Marlene). La cosa es que después de una llamada a las 4 de la mañana de Mr. Eucaliptus (el muy sopenco no me llamó pa' mi cumple y viene a hacerlo la única noche en que preciso dormir sin interrupciones) , a las 05.45 ya estaba en pie , lo más digna posible, para 10 para las siete de la mañana salir, mochila al hombro, rumbo a la Villa San Pedro. Ahí mi primer acceso de nostagia: Al cerrar la reja (importante el detalle de la mochila), sentí esa brisa matutina de hace siglos y por un instante de segundo me pareció que me encaminaba rumbo a clases, rumbo a la Escuela España y escuchar de fondo ese jingle de Soprole: "A ti , que inaguras la mañana, a ti, que despiertas al sol...". Siguiendo el camino largo (todos los pasajes estaban cerrados), a las 7:20 llegué al CEAT , a la mesa 63 y a encontrarme con mis colegas vocales . Buscamos los materiales , y al volver en la mesa, la nostalgia se hizo demoledora. Ahí estaba la "Carlaaguayo" (¿Por qué cuando chicas a las compañeras las nombramos con nombre y apellido, así todo junto?), mi amiga de 5º y 6º básico, por la cual sufrí mares cuando se cambió a la Imaculada. Era imposible reconocerla en la cara, pero seguía igual de linda, igual de alegre. Chocheamos un rato y en base al "ensayo y error", principio que guía al parecer toda mi vida, nos organizamos hasta ser la funcionalidad hecha mesa electoral.
Las votantes al igual que mis coleguis estuvieron súper. Cuando llegaba una señora echando su resto de foca por el traslado de la mesa de la escuela "Las Garzas" hasta ahí , con una sonrisa y un poco de compasión nos bastaba para calmar los ánimos. Al final se iban todas sonrientes y hasta nos daban las gracias. Debo reconocer que mi pega y el trabajo con grupos de mujeres ha desarrollado mi paciencia en lo referente a atención de público al nivel del bíblico Job, lo que me permitió que los cuestionamientos de estas votantes parecieran de lo más sensatos.
A las 16:50 cerramos la mesa, después claro, de mis anuncios a "viva voz" . Luego se vino la parte más pesada , las actas de cierre de escrutinio, el cierre de los libros de firmas, contar los votos, que siempre dan un número distinto y firmar las SETECIENTAS OCHENTA Y SEIS CÉDULAS .Uff!, me acuerdo y me vuelvo a cansar. De ahí , leer los votos, separar los objetados, guardar todo en sobres, sellar y firmar de nuevo hasta que a una le de puntada. En seguida ir a dejar los materiales, todo mientras se te escapan las vocales sea porque tienen que estudiar o porque el macho alfa las viene a buscar, esperar que te atiendan y que te digan que la secretaria de condoreó y hay que hacer el acta de nuevo donde dice "acta electoral" y no "junta electoral", seguir firmando los últimos sobres y dejando constancia de por qué no firman las que se fueron . En esa me dieron las 10 de la noche , pero ¿era eso todo? Nooo!, porque el lunes tuve que estar a las 14:00 donde funcionaba el colegio escrutador , a dejar las copias de los escrutinios , y a rogar a cada santo conocido y por canonizar no salir en el sorteo que se hace entre los presidentes de mesa para conformar el cuerpo colegiado pertinente. Menos mal no fui la chosed one , pero siento tremenda compasión, respeto y agradecimiento cívico por las elegidas , las de San Pedro y las y los de todo el país, y es que ser vocal de mesa, sobre todo en una triple elección, es una pega que sólo se valora cuando a una le toca, así que de esta pequeña y virtual tribuna quiero ofrecerles mi gratitud y respeto a cada una y cada uno que en cualquier elección, aunque sea de microcentro, se pone de verdad y regala su día y su trabajo para hacer carne la democracia.
Nos vemos en enero, en el Deja Vu.
