El post perdido

Resulta que mi último caldo de cabezas respecto a relaciones, escrito bajo los lúcidos efectos de la caña, se me quedó en casa de la Andrea y por lo que me dijo, Jorge, my favorite cake se quedó con él. Lata. Lata porque ahora no logro encontrar las palabras, aunque no he perdido la idea , aún luego de mis conversaciones vía msn con mi accidentado Señor Eucaliptus.

Como sea, el asunto que me ocupaba, que me estaba provocando hacerle nuevamente el brushing a mi Rosalba era respecto a la necesidad que tiene el amor de ser ciego (por lo bajo), porque, ¿de qué otra forma nos enamoraríamos y nos ilusionaríamos? ¿Andaríamos sumidas y sumidos en las nubes, llenos nuestros estómagos de mariposas cuando enganchamos con alguien si conociéramos la verdad desnuda se sus defectos, olores matutinos, mañas y ellos/as las nuestras..? Dicen que para amar hay que conocer, pero también creo que es necesario esta suerte de sedante que no es otro que el enamoramiento, ese que dicen dura 3 años , que te permite evitar el shock de conocer a alguien de una , violentamente y hace que el descubrimiento sea paulatino, cosa que habiendo pasado el efecto ya no quede otra y ya por haber conocido, termines amando al objeto de afecto. Esto cuando la cosa termina bien, que debe ser en la menor parte de los casos y que desconozco, ya que en general el contenido en mg del analgésico es superior a la dolencia, lo que nos llevaría a entender el amor como una enfermedad (ya lo decían Calamaro y Los Rodríguez en el disco del '91 "Buena Suerte") o a pensar, como Gonzalo Rojas, "qué (cresta) se ama cuando se ama" o final y lamentablemente un "serrático" "me gusta todo de ti menos tú".

Ojo que advertí que la estaba peinando en mala.