Bitácora de la Capitana Herrera

24 horas al día, 24 cuadros por segundo

martes, mayo 03, 2005

El Último Adiós

Eran muchas sensaciones al mismo tiempo. Las más fuertes eran dos, una , la objetiva , y esa era el saber que la noticia nacional estaba pasando por mi calle; la otra , la subjetiva, era la compasión , no entendida como lástima, sino en su más puro sentido.
Esto fue el sábado, y ya pasaban las 4 de la tarde, cuando los motoristas de carabineros anunciaban que el cortejo se acercaba, y en efecto así era. A las motos le siguió una patrulla , a gran velocidad, y en seguida, con la calma que ameritaba la ocasión, siguieron las carrozas. La primera llevaba el féretro, clavé los ojos en él, en la cruz brillante que llevaba, pensando que era ahí que confluían cinco años y medio de angustia , dolor, esperanza, ira, desilución, resignación... Ahí en los huesos, los humanos huesos del Coke, seguidos de cientos de pétalos y gentes, que en ese instante hacían inminente el esperado regreso a casa, un par de cuadras más allá.Tanto estremecimiento en un segundo. Luego vino la carroza de las flores , y detrás el primer auto, blanco, y en el asiento del copiloto, el Padre. Saludó desde la ventana a mi mamá, en su misma actitud , esa actitud que parece alejarte del mundo a punta de dolor, luego el resto, y la misma actitud silente. No ví a la Madre ni a Álex. Luego de los autos siguieron los buses, trece en total, todos llenos , y como nosotras , todos los vecinos asomados en la calle, algunos siguiendo el cortejo, otros contenidos, clavados al suelo.No sé si era el efecto producido por las rejas de mi casa, pero el ver a través de ellas la caravana me descompuso y me hizo recordar el primer día de desaparición, cuando la Lorena me llamó y me dijo que en el mall había visto un letrero que decía que el Jorge Matute había desaparecido, que qué sabía yo, yo diciéndole que a pesar de los conocidos en común no sabía quién era . Recordé los Vía Crucis , la Estación que reza "Bienaventuradas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron..." frente a su casa, los viajes en micro en que coincidi con la estoica Madre y el lejano hermano (que ya nunca más fue "el siberiano") , las marchas, las cintas verdes...
Todo pasó, luego quedó el silencio, entré a casa y quedé un rato sentada en el sofá , haciendo nada.Creo que tragué saliva y me persigne. Fue el último adiós.