Otoño en Concepción

Está lloviendo, veo las gotas caer a través de los árboles y plantas desde la ventana de mi oficina, mientras escribo y escucho "Ne me quitte pas" ¡Qué decir!, cada uno tiene derecho a una dosis de autocompasión diaria.La lluvia me pilló en plena calle, al ir a comprar almuerzo y, de paso, mi set de tres pasos Clinique. Y sí, me dolió la guata pagar las 40 lucas, pero, qué hacer, mi piel ya se acostumbró y creo si volvía a usar una vez más una crema Petrizzio, me iba a llenar de ronchas. Espero que todo valga la pena en unos años más, y me pasé como a la mina de aquel histórico comercial de Pond's, que tenía más años de los que se le adivinaba.

Ahora escucho Josh Groban y de vez en cuando aparece, casi inaudible un suspiro de los retazos de romanticismo que me van quedando. Lo del romanticismo no me urge mucho, pero si estoy en una cruzada pro pasión , y es que últimamente me he sorprendido con los niveles muy bajos al respecto (¡alerta!), sobre todo en cuanto a lo social-gregario... De Dancin' Queen he pasado a una suerte de Greta Garbo en su etapa "leave me alone". Estoy "descontinuada" , como diría mi amigo Rafa, my own private George Downes.

Quizás esto tenga que ver con el hecho de ocurrírseme ( sacrebleu!) llevar un blog, que seguramente nadie va a leer. Instrospección(that's the question!), alternativa gratuita de un sicólogo que no puedo pagar, aunque quizás contando lo que me estoy ahorrando en happy hours, en una de esas me alcanza...